miércoles, 18 de febrero de 2015

El mayor ante el reto de tener que marchar de casa


 Al mayor cuando se le plantea la posibilidad de su traslado fuera del hogar, se encuentra en una situación muy dura, pues su hogar ha sido unos de los logros más importantes de su vida, aparte del cúmulo de recuerdos que representa, el haber compartido con la pareja toda una vida con sus alegrías y sus sufrimientos, el ver la vida de sus hijos, sus llantos, sus risas, sus primeros pasos, su infancia, su adolescencia con sus problemas, su marcha del hogar. Todo son las raíces que te enganchan a tu entorno y hogar, paisajes ,vecinos, amistades…..


 Primero se van los hijos, es ley de vida, por edad o enfermedad llega la jubilación ocupando un espacio que hasta ese momento no se ocupaba en el hogar, si eres mujer nunca se terminan las labores del hogar, aunque las fuerzas y la elasticidad si se pierden, pero el arraigo al hogar no. Ves que tus hijos cada vez están más encima de ti pues tienen miedo de que te puedas caer, que pase algo en la cocina o que entre alguien aprovechando tu confianza. Pero eso no quita que se sientan útiles, pues piensan que pueden con todo como siempre, pero no detectan las carencias que van teniendo y la falta de un cuidador que de forma progresiva las vaya cubriendo.

El cuidador que en la mayoría de las veces es un familiar (hijos, esposos/as, hermanos, sobrinos y hasta aveces algún vecino) ve en este cuidado una carga muy pesada, pues la falta de tiempo por trabajo, labores del hogar y cuidados a la familia, provoca  un estrés por falta de tiempo, haciéndole sentir  una culpabilidad que no tiene (Síndrome del cuidador).
La combinación de la ayuda del familiar o el cuidador, apoyada por una ayuda externa profesional, especializada y técnica como la teleasistencia, puede garantizar que el mayor pueda estar más tiempo en su hogar y sin renunciar a una mayor calidad de vida.

 El cuidador externo no es una competencia para el familiar o cuidador, si no todo lo contrario, es un apoyo para el bienestar del cuidador, pues le va a reportar más tiempo para sí mismo, unos cuidados que sin formación no pueden darle al mayor, pero el cuidador profesional si puede darlos y formar para que el cuidador pueda seguir unas pautas para mover y cuidar al mayor, para un mejor cuidado y poder darles más cariño que en realidad es lo que más necesitan.
 El mayor no se verá tanto como una carga sino que se sentirá más arropado dentro de su hogar, será más feliz y al estar más feliz, la familia será más feliz.

Miguel Castelló

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